
Una conversación con mi mamá que lo cambió todo
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Un día, compartiendo una conversación íntima y alegre con mi mamá, me di cuenta de algo esencial: ella tenía guardado en su corazón un sinfín de deseos sobre cómo quería ser recordada y despedida cuando ya no estuviera en este plano. Entre risas, lágrimas y hasta humor, me habló de cómo quería que sus cuatro hijos la vistieran en su último “outfit”, de la música que debía sonar y de la fiesta que imaginaba para honrarla, porque no quería que nadie quedara atrapado en la tristeza.
Ese momento me reveló una verdad: hablar de la muerte no es lúgubre, es profundamente humano. Nos da paz a quienes partiremos y a quienes nos quedamos. Nos prepara para atravesar el dolor con claridad, amor y respeto.
Descubrí que estas conversaciones, que parecen difíciles, en realidad son un regalo para quienes más queremos. Que cada persona tiene deseos únicos —como mi hermana, que se niega a ser cremada porque se reconoce como bruja y lo asume con humor— y que dejar esos deseos por escrito o en palabra es un acto de amor y dignidad.
De ahí nació Rito Voluntades: no como una empresa más, sino como un espacio para atrevernos a hablar de lo que casi nunca decimos. Esos deseos que guardamos en silencio, esas ideas sobre cómo queremos que nos recuerden, esos pequeños detalles que parecen simples, pero que para quienes nos aman pueden marcar toda la diferencia.
Me di cuenta de que ser responsables con quienes queremos también significa dejar claras nuestras voluntades. No cargar a nuestra familia con dudas en el momento más difícil, sino entregarles algo que les guíe con amor y con claridad.
Por eso en Rito no solo registramos documentos o cartas. Conversamos, escuchamos, acompañamos. Sumamos arte, palabras y creatividad de escritores y artistas que ayudan a darle forma a lo más íntimo: la huella que queremos dejar.
Porque al final, lo que permanece más allá no es la ausencia. Es la música que pediste que suene, la ropa que quieres que te pongan, las palabras que dejaste escritas. Es la huella viva que dejamos en los demás cuando nos atrevemos a decir lo que sentimos.